La pandemia del COVID-19 tuvo un impacto muy importante en la forma de trabajar de muchas empresas, que se vieron obligadas a habilitar el teletrabajo para sus empleados cuando resultaba posible.
En España estábamos muy por detrás en cuanto a la implantación del trabajo a distancia respecto a otros países. Lógicamente esto cambió en 2020 y 2021 debido al coronavirus. En esta nueva normalidad en la que vivimos, muchos trabajadores han vuelto a sus puestos de trabajo de forma presencial, pero también hay bastantes que continúan teletrabajando, ya sea siempre o parcialmente.
Incluso entre las empresas que han optado por que la mayoría de empleados vuelvan físicamente se extiende la opción del coworking, especialmente entre pymes de reciente creación o poco recorrido de años. El alquiler de espacios de trabajo compartidos cuenta con muchas ventajas y la reducción de costes y de reformas para adaptar el entorno hace que nos podamos centrar en lo más importante: nuestro negocio y cómo hacer que crezca.
Podríamos pensar que los edificios de coworking son solamente para que pequeñas empresas tengan una oficina compartida con otros negocios, pero estaríamos pasando por alto otro tipo de profesionales que también utilizan estos servicios. Hablamos de autónomos, emprendedores e incluso teletrabajadores que prefieren trabajar en un sitio así en vez de en sus casas, donde quizás hay demasiado ruido e interrupciones, niños jugando…
Entonces, ¿para quién son los servicios de coworking?
Para empezar, cualquier pyme cuya actividad se realice total o parcialmente en una oficina. El ahorro al compartir espacios de trabajo comunes es muy considerable.
También son útiles para tiendas online o e-commerce, cuyo funcionamiento normalmente solo requiere de trabajos de oficina: gestión de pedidos, programación, diseño, atención al cliente… Si además se gestiona el inventario directamente, algunos servicios de trabajo colaborativo también dan la opción de alquilar almacenes donde guardar los productos, siendo, por lo tanto, una opción ideal.
De forma parecida, aquellos negocios que necesiten un espacio de almacenaje, por ejemplo para guardar numerosa documentación, también pueden preferir un edificio de coworking, evitando alquilar un trastero que quizás está lejos de la oficina.
Por último, cualquier persona que no pueda o no quiera trabajar desde casa puede optar por este tipo de oficinas. En muchas ocasiones solo se necesita un escritorio, conexión a internet y teléfono y todo esto ya lo ofrecen las empresas de coworking.
Ventajas de compartir espacios de trabajo
- Ahorro de costes en muchos aspectos. El alquiler de un espacio es más barato que el de una oficina entera. Además, no tendremos que habilitar lugares comunes como salas de descanso, cafetería con nevera y/o microondas, salas de reuniones… Todo esto ya lo tendremos de forma compartida en un edificio de coworking.
- No tendremos que preocuparnos por cosas como contratar internet o líneas de teléfono fijo, ni de instalaciones de aire acondicionado o calefacción.
- Imagen de profesionalidad. Las oficinas de coworking suelen tener una apariencia moderna. Si tenemos que recibir a clientes o terceras empresas de forma presencial, podremos hacerlo usando la sala de reuniones.
- Red de contactos. En un edificio de espacio de trabajo compartido suelen trabajar diferentes pymes y autónomos, de manera que resulta fácil crear relaciones ventajosas con los demás. ¿Necesitas un programador, un diseñador o un experto en marketing online? ¡Posiblemente las personas que hay a tu lado lo sean!
- Contratos sin permanencias. A diferencia de las oficinas tradicionales y sus largos contratos, el coworking se puede contratar a plazos mucho más cortos y cancelar el servicio si lo necesitamos.
- Espacio de almacenaje. Ya sea para los productos de una tienda online o almacenar montones de papeles, contar con un almacén en el mismo edificio resulta muy cómodo.